En la comarca Mata Los Indios de Villa Mella, municipio Santo Domingo Norte, provincia Santo Domingo, donde conviven los miembros y directivos del espacio Los Congos de la Cofradía del Espíritu Santo, la cultura ancestral se mantiene viva 175 años después, pero los años laceran la salud de los sucesores que viven con precariedades hasta morir en la indigencia y la indiferencia oficial.
Los Congos de la Cofradía del Espíritu Santo fue reconocida en el año 2001 como Obra Maestra Patrimonio Cultural Oral e Intangible de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación(Unesco).
En ese poblado casi todos son familia y, aunque la comunidad se ha extendido con migrantes de otras zonas que han formado barrios satélites, el núcleo, el corazón se mantiene como perpetuidad centenaria generacional que se transmite las costumbres de generación en generación.
Algunos personajes icónicos como Sixto Minier han desaparecido por enfermedades, pero han dejado el legado a sus hijos como es el caso de Félix Martínez, capitán de la Cofradía del Espíritu Santo, y de Bienvenido Armando Brazobán, rey de la Cofradía y heredero de Juan Pío Brazobán, penúltimo rey de la Cofradía.
Félix Martínez está enfermo. Ya no tiene mucha fuerza para bailar ni para tocar los instrumentos, pero a pesar de eso sigue adelante porque dice tener un compromiso con su padre fallecido. Vive en una modesta vivienda y muchas veces no tiene para comprar los medicamentos ni para comer.
"Sixto (su padre) murió y todavía yo estoy en la Cofradía como él me la dejó. Yo tengo aquí unos cuantos años ya siendo el capitán del grupo de la Cofradía y seguiré hasta mi muerte".
- Más del 80 % de los miembros de la Cofradía pasa de 70 años.
Su hija Josefa Martínez en ocasiones tiene que pedir a conocidos más cercanos para poder llevar su padre al médico y comprarle sus medicamentos. Desde hace años espera la ayuda del Ministerio de Cultura.
"Yo salí a pedir para aportar algo para el medicamento de él. El que no me ayudó con 100 pesos, lo hizo con 200, con 300 y salimos a comprar medicamentos y no los llevamos completo porque la receta valía once mil pesos, y ahí tiene un estudio que hay que hacerle", narró.
Las condiciones
Mata Los Indios, cuyo nombre tiene su origen alegadamente porque durante la colonización en el lugar hubo una matanza de taínos, es una comunidad carente de centros de salud. Las estrechas calles están inservibles, aunque se han hecho aceras y contenes, los trabajos tienen meses y no se terminan. Carece de fuentes de empleos y recibe agua con cierta regularidad.
Como parte del mantenimiento de su cultura existe un museo, pero está cerrado por un conflicto con la persona que lo regentea. Los instrumentos que se utilizan para animar las fiestas en honor al Espíritu Santo se fabrican en la comunidad y la materia prima son higüeros secos, cuero de vaca y madera, entre otros.
Las fiestas son durante la celebración de Pentecostés, en junio de cada año, y durante nueve días se hacen celebraciones, pero el último día es la gran actividad, donde se baila, come y bebe durante todo el día. Es una celebración que tiene vínculos con la festividad de la Iglesia católica.
"Nosotros vamos, animamos las novenas y fuera de la iglesia con los tambores tocamos, cantamos, bailamos, luego, cuando llega el momento de la Eucaristía, la Cofradía participa en la ofrenda y frente al altar, toca y canta frente al párroco", dijo Bienvenido Armando Brazobán, rey de la Cofradía.
Para mantenerse comunicados y difundir su cultura, su música, tienen una rudimentaria emisora de alcance local, cuentan con un taller para trabajos domésticos en una parte de la residencia de Sixto Minier.
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William Minier, primo de Félix, gestiona ante el Ministerio de Cultura que fije su mirada hacia Mata Los Indios y apoye a los miembros de la Cofradía. También gestiona con la Comisión Nacional Americana para la Unesco a la que ha notificado sobre la situación, y a las autoridades municipales para que vayan en rescate del patrimonio cultural de los Congos de Villa Mella.
"Queremos hacer un llamado para que se agilice el proceso, porque sabemos que en un momento determinado ahí puede haber un desenlace que todos tengamos que lamentar. Entonces, si podemos evitar que eso ocurra, vamos a hacerlo con tiempo y ese es realmente el llamado que le estamos haciendo".
Apela a la alcaldesa Betty Gerónimo, al ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, y a la Unesco para que apoyen a la Cofradía y así evitar que ese patrimonio cultural de casi 200 años desaparezca.